domingo, 2 de diciembre de 2018

LAS CRUZADAS




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Fecha:
Se libraron durante un periodo de casi 200 años, entre 1095 y 1291. Siglo XI-XIII.

No. de Cruzadas:
Ocho. Las cruzadas fueron ocho, cuatro a Palestina, dos a Egipto, una a Constantinopla y otra a áfrica del Norte.

Ubicación Geográfica:
Europa Occidental (Roma) y Oriental (Constantinopla), Tierra Santa.

Países participantes:
Francia, Inglaterra, Alemania (Hungría no participó en la Primera, sino en posteriores).

Lema de las Cruzadas:
¡Dios lo quiere!
Las Cruzadas fueron expediciones carácter religioso, económico y militar que se formaron en Europa entre los siglos XI y XIII, contra los herejes y musulmanes. Su objetivo era liberar Tierra Santa (Jerusalén) de mano de los turcos musulmanes que se habían apoderado de ella e impedían que los cristianos llegarán a peregrinar. El desencadenante de estas luchas medievales fue el afán de los monarcas europeos por recuperar Jerusalén de manos “infieles”.
La Primera Cruzada fue convocada por el papa Urbano II y tuvo gran acogida, surgieron numerosos voluntarios dispuestos a liberar Jerusalén del dominio infiel.

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En 1099, esta primera incursión en Oriente resultó alentadora para todos aquellos cristianos europeos que al mando de Godofredo de Bouillon lograron su objetivo: conquistar la Ciudad Santa de Jerusalén. También se llamó la “Cruzada de los Pobres” porque las tropas europeas que se desplazaban hasta Oriente estaban compuestas por cristianos que habitaban una Europa hambrienta y desesperada debido a las malas cosechas, con elevada mortalidad y con muchos campesinos sin trabajo.

Visionarios convencían a gente pobre de que había llegado la hora y Cristo venía a liberarles de sus penalidades, imponiendo un mundo igual para todos con el advenimiento de la Jerusalén celestial.

La historiografía reconoce hasta ocho Cruzadas entre los combates más importantes entre cristianos y musulmanes. Pero hubo otras cruzadas en las que los ejércitos cristianos se enfrentaban a paganos más cercanos como los eslavos.

La ambigüedad de las fronteras entre germanos y eslavos, línea que separaba a los cristianos de los paganos, planteaba permanentes enfrentamientos a los cuales el Papa dio el carácter de Cruzada.

El monje cisterciense francés Bernardo de Claraval proclamaba la fórmula a aplicar: conversión o exterminio. De hecho, la extensión de los beneficios pretendidamente espirituales de la cruzada era el más efectivo soporte para el secular expansionismo alemán entre las amplias tierras del Este.

Los amenazados cristianos del Cáucaso y los húngaros y polacos agredidos por el arrollador poder mongol contaron también con el apoyo del espíritu cruzado.

Pero no todo fueron triunfos, y en 1187 –la Tercera Cruzada– el sultán Saladino supo unir a las fuerzas musulmanas y reconquistó Jerusalén.

El rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León, que partió a Tierra Santa junto al emperador germano Federico Barbarroja y Felipe II de Francia, fue uno de los rivales cristianos a los que se enfrentó Saladino.

Ricardo Corazón de León, el rey guerrero

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En la Cuarta Cruzada (1248-1254), la ambición económica se impuso a la espiritual y el marqués Bonifacio de Monferrato lideró un ejército cuyo objetivo fue la conquista de la capital bizantina. Las riquezas de Bizancio se convirtieron en el objetivo de esta cruzada.

Las tropas cruzadas se concentraron en Venecia, desde donde partieron 30.000 hombres. Se dirigieron hacia Constantinopla y lograron convertirla en un reino latino.

En la Quinta y la Sexta Cruzada, Jerusalén conservó latina hasta 1244, año en que se perdió definitivamente y pasó a manos turcas de nuevo.

Hacia 1270 se llevó a cabo uno de los últimos asaltos de la cristiandad a tierras “infieles”, impulsado por Luis IX de Francia, pero fue un rotundo fracaso.

A finales del siglo XIII hubo intentos frustrados de proclamar nuevas cruzadas. En el Concilio de Lyon (1274), se comprobaba el fracaso del papa Gregorio X en su intento de organizar otra operación cruzadas que, a pesar de contar con algún apoyo de monarquías europeas, falló.


Adaptado de: https://es.scribd.com/document/94715094/Las-cruzadas-fueron-una-serie-de-campanas-militares-realizadas-por-los-cristianos-de-Europa-occidental


Descripción de cada cruzada: 

La Primera Cruzada: surgió por la llamada de auxilio del emperador bizantino Alejo I Comneno, enfrentado con los turcos selyúcidas, entonces el papa Urbano II, aprovechando esta situación del emperador, predicó en 1095 en los diferentes países cristianos de la Europa Occidental la conquista de la llamada Tierra Santa. Al intento fallido de Pedro el Ermitaño, siguió la movilización de un ejército organizado, inspirado por el ideal de la guerra santa y liderado por nobles principalmente provenientes del reino de Francia y del Sacro Imperio Romano Germánico, que fue nutriéndose en su avance de caballeros, soldados y numerosa población, hasta transformarse en un fenómeno de migración masiva. Los cruzados penetraron en el llamado Sultanato de Rüm y avanzando hacia el sur, fueron apoderándose de diversas ciudades y rechazando las fuerzas enviadas en su contra por los gobernadores divididos en sus disputas internas, hasta que adentrándose en los territorios de la dinastía Fatimí, conquistaron el 15 de julio de 1099 la ciudad de Jerusalén, formando el Reino de Jerusalén.

La primera cruzada supuso políticamente la constitución de los Estados Latinos de Oriente y la recuperación para el Imperio bizantino de algunos territorios, a la vez que significó un punto de inflexión en la historia de las relaciones entre las sociedades del área mediterránea, marcado por un periodo de expansión del poder del mundo occidental y por el uso del fervor religioso para la guerra. También permitieron aumentar el prestigio del papado y el resurgir, tras la caída del Imperio romano, del comercio internacional y del incremento de los intercambios que favorecieron la revitalización económica y cultural del mundo medieval.


La Segunda Cruzada: fue convocada en 1145 en respuesta a la caída del condado de Edesa un año antes. Edesa fue el primero de los estados cruzados fundados durante la Primera Cruzada (1096-1099), pero fue también el primero en caer. La Segunda Cruzada, convocada por el papa Eugenio III, contó con el liderazgo de varios reyes europeos por primera vez, entre los que destacaron Luis VII de Francia y el emperador Conrado III, y con la ayuda de numerosos nobles. Los ejércitos de ambos reyes marcharon por separado a través de Europa y en cierto modo fueron retardados por el emperador bizantino Manuel I Comneno. Después de cruzar el territorio bizantino, ya en Anatolia, ambos ejércitos fueron derrotados, por separado, por los turcos selyúcidas. Luis, Conrado y los restos de sus ejércitos llegaron a Jerusalén y en 1148 participaron en un desacertado ataque sobre Damasco. La cruzada en oriente fue un fracaso para los cruzados y una gran victoria para los musulmanes. En último término, dicho fracaso conduciría al sitio y caída de Jerusalén en 1187 y a la convocatoria de la Tercera Cruzada a finales del siglo XII.

El único éxito se produjo fuera del Mediterráneo en la península Ibérica, en donde los cruzados ingleses, escoceses, flamencos, frisones, normandos y algunos alemanes, en su ruta marítima hacia Tierra Santa, se detuvieron en las costas portuguesas y ayudaron a la toma de Lisboa, Almería y Tarragona en 1147.1​ Mientras tanto, en Europa oriental, se inició la primera de las cruzadas del norte para convertir al cristianismo a las tribus paganas del Báltico, en un proceso que duraría varios siglos.

La Tercera Cruzada (1189-1192), también conocida como la Cruzada de los Reyes, por la presencia de tres reyes, a saber, Felipe II de Francia, Ricardo I de Inglaterra "Corazón de León" y Federico I Barbarroja, fue un intento de los líderes europeos para reconquistar la Tierra Santa de manos del sultán musulmán Saladino que había conquistado el Reino de Jerusalén.

Tras el fracaso de la Segunda Cruzada, La dinastía turca Zengid controlaba una unificada Siria y participó en un conflicto con la Fatimís, gobernantes de Egipto, que condujeron finalmente a la unificación de las fuerzas egipcias y sirias, bajo el mando de Saladino, quien los empleo para reducir los estados cristianos y de esa forma recuperar Jerusalén en 1187. Estimulado por el celo religioso, Enrique II de Inglaterra y Felipe II de Francia pusieron fin a su conflicto para mutuamente liderar una nueva cruzada (aunque la muerte de Enrique en 1189 puso el contingente Inglés bajo el mando del Ricardo I en su lugar). El anciano emperador del Sacro Imperio Romano Federico I Barbarroja respondió a la llamada a las armas, y condujo un enorme ejército a través de Anatolia, pero se ahogó antes de llegar a Tierra Santa. Muchos de sus tropas en absoluto se desalentaron y volvieron a casa.

Después de algunos éxitos militares, los poderes cristianos se disputaban el botín de guerra; Federico Leopoldo V de Austria y Felipe II de Francia salen de la Tierra Santa, en agosto de 1191. El 2 de septiembre de 1192, Ricardo y Saladino finalizó un tratado por el cual Jerusalén permanecería bajo control musulmán, pero permitirán a los peregrinos cristianos desarmados, visitar la ciudad de Jerusalén. Ricardo salió de Tierra Santa el 9 de octubre. El fracaso de la Tercera Cruzada para recuperar Jerusalén daría lugar a la convocatoria de una Cuarta Cruzada seis años después.


La Cuarta Cruzada (1202-1204) También denominada como la Cruzada mercantil o comercial, por haber sido desviada de su propósito original por el duque de Venecia, Enrico Dandolo quien llevó a los cristianos a saquear la ciudad de Zara (actual Zadar, Croacia) y luego Constantinopla, donde fundaron el Imperio Latino de Constantinopla. Estos acontecimientos causaron una brecha o distanciamiento definitivo entre la Iglesia Católica romana y la Iglesia Ortodoxa.

La Cuarta Cruzada se desvió mucho de su propósito original de liberar Jerusalén "Tierra Santa" de los turcos Otomanos. En el año 1198, el Papa Inocencio III comenzó a incitar a la cristiandad a emprender una nueva cruzada para recuperar Tierra Santa, esta convocatoria tuvo mucha receptividad entre la nobleza europea. El prestigio y la capacidad de organización de la Iglesia, hizo que recayera sobre ella una gran aura de confianza de la población. Esta cruzada fue emprendida por Balduino IX, Conde de Flandes, y Bonifacio II, Marqués de Montferrant. El transporte de los ejércitos se llevó a cabo en Venecia, esta república comercial que entonces vivía una creciente tensión con Constantinopla después de la confiscación de bienes y masacre de los comerciantes italianos en Constantinopla el año 1182 debido a los privilegios comerciales que tenían.

Si por un lado, la pretensión papal de esta cruzada apuntaba a la destrucción del poderío musulmán en Egipto y luego en Jerusalén, por otro lado la tensión entre Venecia y los bizantinos acabaría por influir el transcurso de las operaciones militares, cuyos objetivos se centraron cada vez más en Constantinopla. La ciudad Estado de Venecia influyó de manera determinante en el saqueo de Constantinopla debido a la intención de vengar la masacre de sus mercaderes. Además, Egipto tenía buenas relaciones en todos los niveles con Venecia.


La Quinta Cruzada (1217-1221), ocurrió por la iniciativa del Papa Inocencio III, quién la había propuesto el 1215 en el cuarto Concilio de Letrán, sin embargo, se llevó a cabo con el Papa Honorio III, su sucesor en el trono de San Pedro. El papado también había contribuido a desacreditar el ideal de las Cruzadas, cuando las convocó para aplastar a los cristianos heterodoxos en el sur de Francia, llamado albigenses. De todos modos, el Papa Honorio III logró adhesiones para una nueva expedición.

La cruzada fue dirigida por Andrés II Rey de Hungría; Leopoldo VI, Duque de Austria; Juan de Brienne, Rey del reino Jerusalén y Federico II Emperador del SacroImperio Romano Germánico. El emperador Federico II acordó organizar la expedición.

Se decidió que para reconquistar Jerusalén era necesario conquistar Egipto primero, ya que ese Reino controlaba el territorio de Jerusalén. En mayo del año 1218, las tropas de Federico II se pusieron de camino a Egipto, bajo el mando de Juan de Brienne. Desembarcaron en San Juan de Acre y decidieron atacar a Damieta (Dumyat), una ciudad que servía de acceso a El Cairo, La capital. En agosto, atacaron Damieta y luego de conquistar una pequeña fortaleza de acceso aguardaron refuerzos. En junio, llegaron los refuerzos de las tropas papales del cardenal Pelagio, hombre autoritario, Pelagio no quiso someterse a las órdenes de JuanBrienne y también interfirió constantemente en los asuntos militares.

Después de algunos combates, y cuando todo parecía perdido, una serie de crisis en el liderazgo egipcio, permitió a los cruzados ocupar el campo del enemigo, lográndose una negociación de paz el 1219 con los musulmanes, y ocurrió lo increíble Jerusalén era ofrecido a los cristianos, entre otras ciudades, a cambio de su retirada de Egipto. Pero los cruzados jefes, incluido el cardenal Pelagio, rehusaron la oferta, ya que pensaban que los musulmanes se sentían incapaces de resistir a los cruzados a la llegada de Federico II con sus ejércitos.


La Sexta Cruzada (1228-1229), fue emprendida en 1227 por el emperador del Sacro Imperio romano Germanico, Federico II de Hohenstaufen. La sexta Cruzada fue una cruzada pacífica, ya que se resolvió por medios diplomáticos, evitando así la confrontación militar.

Tras el fracaso de la Quinta Cruzada, el emperador Federico II de Hohenstaufen firmó el Tratado de San Germano (1225), y se comprometía a llevar una cruzada hacia Tierra Santa, pero por razones políticas había retrasado en varias ocasiones el inicio de su cruzada a Jerusalén. Pero cuando en el año 1227, debido a una enfermedad, se vio obligado a posponer la cruz una vez más, fue excomulgado por El Papa Gregorio IX. Sin embargo, al año siguiente, Federico fue a Jerusalén, mientras que el Papa lo llamó "Anticristo. Esta cruzada fue la única pacífica que tuvo éxito.

Por último, en el verano de 1228, después de muchas dudas, finalmente, Federico II decidió emprender la cruzada para liberarse de la excomunión que el Papa le había otorgado, el emperador germano era defensor del diálogo con el musulmanes, religión que tanto lo fascinaba, por eso prefirió hablar en lugar de luchar. Al mismo tiempo, el Papa proclamó otra cruzada, esta vez en contra de Federico II, y así arrebatarles las posesiones de este emperador en la Península Itálica.


La Séptima Cruzada: Tras el final de los diez años de tregua del año 1229 (Firmado en él Sexta Cruzada), una expedición militar cristiana, con pocos hombres y pocos recursos, dirigido por Ricardo de Cornualles y Teobaldo IV de Champagne, se dirigieron a Tierra Santa, a fin de fortalecer la presencia cristiana en los santos lugares, pero no pudieron impedir que en el año 1244 Jerusalén fue nuevamente saqueada por los turcos musulmanes.

La ciudad de Jerusalén fue ocupada y saqueada, no sin crear macabras exhumaciones de los restos de los antiguos reyes cruzados en el Santo Sepulcro y una masacre de 30.000 cristianos. La noticia conmocionó a todos del cristianismo y decidió organizar una nueva expedición a la cruzada de Tierra Santa.

Cuando el papa Inocencio IV apertura el Concilio de Lyon, el rey de Francia Luis IX, posteriormente canonizado como San Luis, expresó su deseo de ayudar a los cristianos del Levante. Luis IX tuvo tres años para formar y embarcar a su ejército cruzado, pero lo hizo con un ejército respetable de 35.000 hombres. El monarca francés aprovechó las perturbaciones causadas por los Mongoles en el Oriente y partieron hacia Egipto en el año 1248, hicieron una escala en Chipre en septiembre del 1248, antes de atacar a Egipto

En junio del año 1249, los cristianos recuperaron Damieta, que serviría como base de operaciones para la conquista de Palestina. En el año siguiente conquistarían El Cairo, para conseguir un flujo de Nilo y porque los musulmanes tomaron el suministro de alimentos de los cruzados, lo que provocó el hambre y la enfermedades como escorbuto en las filas de San Luis al mismo tiempo, Roberto de Artois, hermano del Rey, después de casi ganar en Al-Mansur fue derrotado debido a su imprudencia en la batalla, la ciudad de Al-Mansur, entonces estaba dirigida por el sultán Mameluco, Baybars.


La Octava Cruzada fue puesta en marcha por Luis IX, Rey de Francia, en el año 1270. Luis IX, rey de Francia estuvo perturbado por los acontecimientos en Siria, donde el Sultán mameluco Baibars había estado atacando a los pequeños estados Cristianos en Oriente. El sultán Baibars había aprovechado la oportunidad después de la guerra que enfrentaba a la ciudades de Venecia y Génova uno contra el otro en los años 1256-1260, dejando en abandono los puertos sirios que estas dos ciudades controlaban. En 1265, el sultán Baibars había capturado Nazaret, Haifa, Torón, Y Arsuf en el litoral Palestino. Hugo III de Chipre, Rey nominal de Jerusalén, desembarcó en Acre para defender esa ciudad, mientras el sultán Baibars marchó hacia el norte, a Armenia de la cual tomó control.



Imágenes sacadas de:  https://www.importancia.org/cruzadas.php,http://arquehistoria.com/la-peregrinacion-de-los-cruzados-a-tierra-santa-5219.


Estos hechos llevaron a la llamada nueva Cruzada del rey de Francia, Luis IX en el año 1267, aunque hubo poco apoyo en esta ocasión. Jean de Joinville, un cronista que acompañó a Luis IX en la Séptima Cruzada, se negó a ir. Luis IX convenció pronto a su hermano Carlos de Anjou para atacar Túnez primero , lo que les daría una sólida base para atacar luego a Egipto, esta táctica era el mismo enfoque que la cruzada anterior de Luis IX, así como también a la Quinta Cruzada, las cuales habían sido derrotados allí en Egipto.

El Khalif de Túnez, Muhammad I al- Mustansir, tenía buena relaciones con los cristianos y fue considerado un buen candidato para su conversión al cristianismo, pero no hubo éxito. En julio del año 1270. Luis IX desembarcó en la costa de África, en una temporada muy desfavorable para el desembarco, ya que gran parte del ejército se enfermó a causa de falta de agua potable, el propio Luis IX de Francia murió de un flujo en el estómago, un día después de la llegada de Carlos de Anjou, su última palabra antes de morirse fue "Jerusalén". Carlos de Anjou proclamó al hijo de Luis IX, Felipe III, el nuevo rey de Francia, pero debido a la juventud del nuevo Rey, Carlos de Anjou se convirtió en el actual líder de la cruzada.

A causa de las enfermedades más el asedio del rey de Túnez se abandonó la cruzada el 30 de octubre por un acuerdo con el sultán. En este acuerdo los cristianos ganaban de libre comercio con Túnez, y la residencia de los monjes y sacerdotes en la ciudad está garantizada, por lo que la cruzada puede considerarse como un éxito parcial. Después de enterarse de la muerte de Luis IX y la evacuación de los cruzados de Túnez, el sultán Baibars de Egipto cancela su plan de enviar tropas egipcias para luchar contra Luis en Túnez.

El fracaso de la Octava Cruzada, como las de sus predecesores, provocó muchos sentimientos en el pueblo cristiano, y más aún en la poesía occitana escrita por los trovadores. La muerte de Luis IX de Francia, especialmente provocó una producción creativa, notable teniendo en cuenta la hostilidad que los trovadores habían tenido hacia la monarquía francesa durante la Cruzada contra los albigenses. Tres plantos o endechas (elegías de la edad media), canciones de lamento, fueron compuestas por la muerte de Luis IX de Francia.

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