domingo, 2 de diciembre de 2018

LAS UNIVERSIDADES

Imagen sacada de: https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/el-nacimiento-de-la-universidad_7629/2


Las universidades fueron, sin duda, una aportación medieval original del Occidente Cristiano que con el tiempo se extendería como forma de educación superior por toda Europa y, más tarde, por todo el mundo. El nombre de "universidad" no se empezó a utilizar de forma usual hasta finales de la Edad Media, mientras que en los primeros tiempos se utilizaba la denominación usual de "studium generale".

Un "studium generale" era una institución de educación superior fundada sobre, o confirmada por, una autoridad de carácter universal, como podía ser el papa o, con menos frecuencia, el emperador (también los monarcas o autoridades municipales en ciertos lugares, y, sobre todo, en los siglos XIV y XV; aunque, en muchos casos, luego se pusieran bajo la protección del papa), y cuyos miembros gozaban de un cierto número de derechos, de igual manera universales en su aplicación, esto es, que estaban más allá de las divisiones locales como ciudades, diócesis, estados. 

Estos derechos conciernen en primer lugar al estatus personal de los profesores y alumnos de la institución, en forma individual o colectiva, los cuales estaban colocados bajo la inmediata salvaguardia de la autoridad suprema que había fundado, o ratificado, el studium generale o universidad (el papa, el emperador). En concreto, los universitarios tenían el derecho de gozar de los ingresos de los beneficios eclesiásticos sin tener que residir de hecho en ellos, así como estaban exentos de pagar impuestos o de tener que participar en el ejército.

Si quieres saber más de estas investiga en esta página: universidades:http://noticias.universia.es/portada/noticia/2015/07/29/1129026/10-universidades-antiguas-mundo.html

Escudos de destacadas Universidades de la Edad Media


Asimismo, los títulos concedidos en las universidades estaban garantizados por la autoridad fundadora y, por tanto, considerados como universalmente válidos, esto es, las licencias para enseñar (licentiae docenci) eran licencias ubique docendi, lo que autorizaba a su poseedor a enseñar en toda la Cristiandad (aunque luego, de hecho, no todas las licencias eran universales) y no, por ejemplo, en una diócesis particular, como las concedidas en estudios particulares por parte de un obispo o sus representantes. La posesión de los títulos de doctor o maestro era considerada un signo de la mayor competencia intelectual, independientemente de la universidad que los hubiera otorgado, y que abría las puertas, en cualquier lugar, a oficios u honores reservados a los poseedores de este alto rango.

En muchas ocasiones los studia generalia no recibieron su confirmación por parte del papa, en cuanto estatus oficial, sino mucho tiempo después de haber estado funcionando de hecho (y algunas, como Oxford, no lo recibirían nunca). En principio la noción de un studium generale en cuanto institución, y precisamente por ser una institución nueva, no estaba claramente definida en el marco del derecho medieval en oposición a otros tipos de escuelas -escuelas catedralicias o municipales, studia o escuelas de las órdenes mendicantes, escuelas privadas de leyes, etc.- En estas otras escuelas los profesores podían provenir de universidades, sus niveles de estudios o sus curricula ser muy similares a los universitarios, etc., pero lo que sí parece específico es que los miembros de estas otras escuelas respondían exclusivamente ante las autoridades locales, ya fueron civiles o religiosas, y sus estudiantes no se beneficiaban de los privilegios concedidos a las universidades, como títulos oficiales generales o válidos en cualquier parte.

Hubo en el siglo XIII algún caso híbrido de las llamadas cuasi-universidades. El más conocido, sin duda, fue la escuela de medicina de Salerno, en la que sus miembros tenían algunos de los privilegios de los que gozaban los universitarios; pero estas semi-universidades fueron casos contados y ya no se registran casos en el siglo siguiente.

El término universitas se utilizó a partir del siglo XII en el sentido jurídico de corporación o comunidad -un gremio, una hermandad- en un momento en que empezaron a proliferar todo tipo de corporaciones. De ahí que se hablara de universitas scholarium o universitas magistrorum et scholarium, es decir, de universidad de estudiantes o universidad de maestros y estudiantes, esto es, comunidades de maestros y estudiantes que se ocupaban de la educación superior en tal o cual ciudad. Estas corporaciones fueron poco a poco teniendo entidad jurídica y creando sus estatutos, y forzando a sus miembros a obedecerlos, lo que no quita para que no hubiera controles por parte de las autoridades exteriores, religiosas o laicas.


Imagen sacada de: http://www.escuelapedia.com/universidades-en-la-edad-media/


Pero no todos los miembros de la comunidad universitaria gozaban por igual de los privilegios que conllevaba la independencia de la institución. En las universidades como París u Oxford, y las que siguieron este modelo, sólo los maestros eran realmente miembros de pleno derecho, que podían ejercer cargos, pertenecer a los consejos, etc., mientras que los simples estudiantes (de artes, como ahora diremos) o todos aquellos que gravitaban en torno a la universidad, como sirvientes de maestros o de alumnos pudientes, bedeles, escribas, libreros, etc., tan sólo se beneficiaban de la protección de la universidad, pero sin participar de forma activa en ella. No obstante, la jerarquía era menos acusada debido a que los estudiantes de las llamadas facultades superiores -las de derecho, medicina y teología- eran a su vez maestros de la facultad de artes, siendo también los alumnos de artes los más numerosos y más jóvenes, ejerciendo gran control sobre la universidad.

Había otras universidades donde la corporación universitaria estaba formada por los estudiantes, mientras que los profesores eran simplemente contratados mediante contratos anuales concertados con la universidad o con la propia comuna; estos, propiamente, no pertenecían a la universidad, por ejemplo en Bolonia y Padua, pero crearon enseguida su propia organización, "el colegio de doctores", que estaba encargado de los exámenes y de la concesión de los títulos. En Bolonia o Padua no había, para hablar con precisión, una universidad sino varias: artes, medicina o derecho eran universidades independientes, y, aún dentro de derecho, había, según el origen de los estudiantes, una universidad "cismontana" y otra "ultramontana" (de estudiantes italianos o de fuera de Italia), que eran autónomas.

Lo mismo ocurría con los "colegios doctorales" de los maestros, los cuales eran independientes agrupándose por especialidades. Si bien es cierto que a pesar de la separación de las universidades estas cooperaban estrechamente unas con otras.

En el sur de Francia, la Península Ibérica y el sur de Europa Central las universidades eran de un tipo mixto, en las que los estudiantes controlaban, de alguna forma, los cargos universitarios, como el de rector o los de los miembros del consejo, pero donde los colegios de doctores estaban integrados en la propia universidad. Aun así, como es natural, había excepciones que rompían la unidad de la universidad: en Montpellier las universidades de medicina y derecho permanecieron separadas, o en Praga (entre 1372 y 1415) la facultad de derecho se separó de las demás para formar una "universidad de derecho", regida por un rector estudiante.

Pero si hablamos en términos generales, sin entrar en particularismos, habría que decir que las universidades europeas se subdividían en una serie de elementos que se remontan al origen de la propia institución y que, incluso, ya existían antes. Nos referimos en primer lugar a las naciones, es decir, a las divisiones de los estudiantes según su lugar de origen geográfico, las cuales existían en aquellas universidades que reclutaban a alumnos de muchos lugares distintos.

Había, por ejemplo, unas veinte naciones en Bolonia, diez en Orleans, cuatro en París y también cuatro en otros muchos lugares, como en las principales universidades del Sacro Imperio Romano y de Europa del Este (Praga, Viena, Lovaina, etc.), y, asimismo, en Salamanca. El papel que jugaban estas naciones, su grado de estructuración, su autonomía y su influencia real dependen mucho de las universidades que se tomen en consideración.

Casi todas las universidades estaban también subdivididas en facultades distintas para los maestros y alumnos de una disciplina particular. Las facultades tradicionales eran la de artes (artes liberales), teología, derecho (que muchas veces estaba separada en facultad de derecho canónico y facultad de derecho civil) y facultad de medicina. En sitios como Bolonia, Padua o Montpellier, como decíamos, donde había universidades enteras para cada disciplina no tenía sentido la división en facultades. Pero en el resto de universidades las facultades eran fundamentales, y solían tener una amplia autonomía, con sus propios estatutos, su propio consejo, y, muchas veces, su decano.


https://sites.google.com/site/historiaysusramas/unidad-vi-edad-media-universidades-la-medicina-la-brjula-mapas-mundo-maya


Dejando aparte el uso del latín como uso general y exclusivo de la enseñanza, 

había dos tipos de ejercicios básicos en todas las facultades, la "lección" y la disputa". La primera consistía en una lectura, en la cual se iban comentando los textos oficiales que servían de base a cada disciplina, y que hacía que el estudiante dominara a las "autoridades" correspondientes. La segunda era un debate oral de acuerdo con las reglas de la silogística aristotélica, con constantes referencias a las "autoridades" en el curso del cual se establecían, defendían o rebatían tesis concretas (o "casos" jurídicos), para resolver o desarrollar, dentro de un cuerpo de doctrina coherente, problemas de todo tipo (filosóficos, teológicos, jurídicos, etc.) que surgían en el estudio y comparación de textos.

Este tipo de método conllevaba una serie de consecuencias:


1. Se daba un papel crucial y propedéutico a la gramática y a la dialéctica, si uno quería comprender cabalmente los textos y desarrollar razonamientos lógicos coherentes para acceder a la verdad.

2. Se dio una importancia básica a la escritura, en cuanto los libros eran la fuente de autoridad, tanto de los autores de referencia como de sus comentaristas o glosadores; pero, al mismo tiempo que esto era importante, luego lo aprendido se manifestaba en el lenguaje oral en las lecciones leídas en voz alta y, más aún, en las disputas.

3. La relación maestro-discípulo era muy estrecha y necesaria.

4. Se recurría como recurso indispensable a la memorización y repetición de textos, lo que exigía estudios de muy larga duración, que podía ir de los cuatro o cinco años para una facultad de artes, pasando por los doce o trece de ciertas facultades de derecho, hasta los quince o dieciséis años de la facultad de teología de París.

5. Esta forma de pedagogía ahogó cualquier intento por introducir otros métodos de estudio y enseñanza (experimentación, análisis filológico e histórico, etc.).


Los exámenes eran básicamente orales y estaba sujetos a minuciosas especificaciones, y en ellos el estudiante debía demostrar sus conocimientos y que dominaba las técnicas y ejercicios que se le habían enseñado. El baccalariatus, o título de bachiller, allá donde se concedía, implicaba llevar a cabo un "lectura" simplificada; la obtención de la licentia dependía de ganar una disputa; y un doctorado no era sino la solemne inauguración de un puesto de profesor ordinario o profesor regente.

Tomado de: http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/relancio/lasuniversidadesmedievales.html



Vídeo sacado de: https://www.youtube.com/watch?v=f0D8Lj8pek4&t=7s

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